Las personas que trabajan en fábricas o almacenes están expuestas a sustancias químicas y contaminantes que hacen que la calidad del aire sea un problema de seguridad importante para cualquiera que trabaje en estos entornos. La calidad del aire de las plantas de producción industrial tiene un impacto directo en la salud de las personas y, por lo tanto, en su capacidad para trabajar.
Como el monóxido de carbono es uno de los gases nocivos más comunes de los almacenes, el envenenamiento por este gas es una amenaza a tener en cuenta. Este tipo de envenenamiento puede dañar gravemente órganos como el cerebro o el corazón. Los primeros síntomas del envenenamiento por monóxido de carbono son similares a los de la gripe y poco específicos, e incluyen: mareos, debilidad, dolores de cabeza, náuseas, trastornos visuales, confusión, dolores de pecho y desmayos. La ventilación del edificio por sí sola no garantiza la prevención del envenenamiento por monóxido de carbono cuando se conducen montacargas diésel en el interior.
Aunque las partículas contaminantes del aire son invisibles, pueden tener un impacto importante en nuestra salud. Los contaminantes del aire pueden provocar enfermedades respiratorias e incluso cáncer, así como tener otros efectos para la salud que pueden provocar bajas por enfermedad. El coste de un día de baja por enfermedad puede llegar a alcanzar cientos de euros. El efecto indirecto que se crea es una mala imagen del empresario, lo que puede hacer que le sea más difícil contratar personal cualificado que esté muy solicitado en otras empresas de la competencia.
La mala calidad del aire interior en las naves de producción aumenta significativamente los gastos para los propietarios de muchas maneras, a la vez que reduce la producción. Las averías en los sistemas robóticos sensibles pueden provocar retrasos o problemas de calidad en los procesos de producción. Esto, por supuesto, afecta a la cantidad de productos defectuosos que terminan convirtiéndose en chatarra, provocando pérdidas o retrasos en la producción mientras el equipo de fabricación recibe el mantenimiento necesario. Cuanto mayor sea el número de equipos bajo mantenimiento, más caro resultará ejecutar las operaciones. Un alto nivel de limpieza afecta positivamente al ciclo de vida de los dispositivos de fabricación, lo que evita la transmisión de patógenos suspendidos en el aire.
Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente